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Mundo

20 aniversario de la muerte de ‘Lady Di’

Agencias
Ago 31, 2017

CIUDAD DE MÉXICO.- «Diana era un individuo fascinante, muy graciosa, pasar tiempo a su lado en el palacio riendo era un placer. Tenía un gran sentido del humor, a pesar de su soledad y su tristeza». Así recuerda la que fuera corresponsal de la casa real británica de la BBC, Jennie Bond, a la princesa del pueblo cuya muerte tiñó de luto al mundo entero hace dos décadas.

El 31 de agosto de 1997 Diana de Gales perdía la vida junto a su pareja, Dodi al-Fayed. Aquella noche, un coche se estrellaba en el túnel del Alma, en París. «Jamás debería haber ocurrido, tenía que haberse puesto el cinturón», sentencia el que fuera secretario de prensa de la princesa de Gales y el príncipe Carlos durante cinco años, Dickie Arbiter.

Tanto Arbiter como Bond conocían bien a Diana. Los dos destacan en una entrevista con RTVE.es su «sonrisa traviesa» cuando la recuerdan. Arbiter, que trabajó para el fallido matrimonio entre 1988 y 1993, no olvida la última conversación con la princesa. Fue alrededor de dos semanas antes de su muerte, y la describe «entre risas» y «comentando que se iba de vacaciones a Francia con Dodi Al Fayed», recuerda.

La muerte que conmocionó a todo el planeta

La noticia del accidente sorprendió a ambos. A Arbiter, que residía en una de las viviendas del servicio del Palacio de Buckingham, le avisó un compañero de CNN. Tres horas después, se lo confirmaban desde Buckingham.

A Jennie Bond, la noticia le obligó a hacer de tripas corazón y a “ponerse a trabajar inmediatamente”, explica a RTVE.es. La periodista había acompañado ese mismo año a la princesa a Angola, donde hizo campaña contra las minas antipersona. «Fue una noticia muy dramática e inesperada. Tuve sentimientos encontrados porque la conocía y había trabajado mucho con ella», cuenta.

Lo mismo sintió Faouad Fattah, encargado del Café Diana, un restaurante frente al Palacio de Kensington que la princesa frecuentaba. «No me lo creía, tuve que poner la televisión para confirmarlo», cuenta ahora, emocionado, el hombre que servía capuchinos y desayuno inglés -“ya sabes, le gustaba mucho un buen desayuno tradicional con salchichas y judías”- a la princesa.

Fue el doctor del hospital de La Pitié Salpêtrière el encargado de informar de la muerte de Diana, a las 02:00 horas (GMT). No pudimos resucitarla, lamentaba Riou hace dos décadas. La princesa más querida, conocida por su solidaridad y la inocencia que transmitía allá donde iba, murió desangrada.

Miles de ciudadanos conmocionados de todo el mundo llenaron los palacios de Kensigton y Buckingham de flores, velas y mensajes de cariño, atónitos, ante la muerte de un icono que supo, ironías del destino, resucitar la pasión por la Familia Real en Reino Unido. Una familia que fue muy criticada por no izar a media asta la bandera en Buckingham.

Arbiter, que dirigió las comunicaciones públicas de la reina Isabel II hasta el año 2000, cuenta en su libro Sirviendo a la reina, que llegó a implorar al Duque de Edimburgo que hiciera un gesto público para aliviar a los ciudadanos. Preguntado al respecto, Arbiter señala que “la reina actuó muy bien, sus nietos necesitaban a sus abuelos [estuvieron varios días en Balmoral, el palacio real en Escocia] y estuvo más que a la altura, porque dio su primer mensaje televisado”.

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